Por MVZ. Paulina N. Y MVZ Alfredo T
El sábado por la madrugada, se recibe a Mishi, felino de 11 meses de edad, con antecedentes de haber comido huesos de pollo. Gracias a la intervención de los doctores en turno: MVZ Paulina N. y MVZ Alfredo T. Mishi tuvo que ser sedado para un adecuado examen físico general y estudios complementarios de imagen, determinando el origen de la molestia. Se identificó que, un hueso de pollo estaba atorado, de extremo a extremo de las ramas maxilares, generando molestia y dolor al paciente.
Se realiza el retiro del mismo, observando erosiones en la mucosa gingival y paladar. Se lleva a cabo estudio radiográfico, identificando material radiopaco en la zona del estómago sugerente a huesos; se hacen las mediciones, las cuales, determinan el paso por el tracto digestivo; sin generar compromiso, por lo que, se anexa lactulosa y gel laxante para la expulsión de los mismos.
Hoy Mishi, se encuentra recuperado y estable, ha eliminado todos los huesos que habían quedado en estómago; afortunadamente, no pasó a mayores. Hoy está feliz, en compañía de toda su familia, jugando y comiendo correctamente; sabiendo sus propietarios que, nunca más, le darán huesos a su gato.
Los perros y los gatos no comen huesos, sin importar el tamaño de los mismos; no porque los veamos en las caricaturas o se tengan mitos de que antes era la comida que se les daba y, nunca les pasaba nada, se les puedan dar.
Acércate a tu médico veterinario si requieres más información y saber qué alimentos le puedes dar, sin poner en riesgo su salud.
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